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jueves, 24 de marzo de 2011

Entrevista. “Los establecimientos no estamos contra la ley, estamos contra la mala gestión de la ley”

Antonio Alonso, propietario del Australian’s Country Bar y Secretario de la Asociación de Cafés, Bares y similares en Calatayud, dibuja la situación en el municipio tras la aplicación de la ley “antitabaco”

“Los establecimientos no estamos contra la ley, estamos contra la mala gestión de la ley”

Antonio Alonso en la barra de su establecimiento . JZ
J. Zorraquín. CALATAYUD
Hace más de tres meses desde la aprobación de la ley antitabaco ¿Los negocios lo han notado?
Sí, el negocio lo ha notado, más entre semana que en fin de semana. Se ha notado una caída de ingresos en diversos ámbitos: en cuanto a hoteles y restaurantes, un 15 %; cafeterías y bares de barrio, en torno a un 30 %; y los pubs (bares nocturnos y de ocio), otro 30%. Además en salas de juego, un 30-40% y bingos se calcula hasta un 40 ó 50%. Todo ello contrastado con el Gobierno de Aragón, de forma diaria, porque son ventas directas de cócteles.

¿Cuál es la causa de las pérdidas la menor afluencia de clientes o el menor gasto?
A ver, muchas veces acude la misma cantidad de gente, pero se consume mucho menos por un motivo sencillo: si sales a la calle, el rato que estás es el rato que no consumes. Con ésta ley no se atrae a más clientes que no fumaban, al revés. Con lo cual repercute en pérdidas, no solo en ventas del establecimiento sino también en la venta de tabaco en la máquina. Los ingresos por cajetilla suponían un 2%, pero si se vende la mitad de la mitad que se vendía antes, eso también se nota.

¿Supone esta afección en el negocio una crisis? ¿Es un obstáculo?
La historia es que no sabemos si todo es del tabaco o entra dentro de la situación de crisis, hasta dentro de un par de meses no sabremos como afecta realmente la ley antitabaco a la crisis. Calculamos que los responsables sea un 10 % ó 15% el tabaco y otro 10 ó 15 % sea la crisis. Pero claro ya que si estás jodido, encima te viene lo otro de golpe… A todo esto, se le suman los problemas con los vecinos, porque donde no había problema ahora hay problema, donde no había ruidos, hay ruidos, donde un bar no tenía problemas con las insonorizaciones, ahora con la calle sí que tiene. Nosotros, los establecimientos, contra la ley no estamos, estamos en contra de la mala gestión, de la mala forma de hacer la ley. No estamos en contra del tabaco, no estamos en contra del que no fume. Estamos en contra de la mala realización de la ley, de la incapacidad de poder elegir o no elegir. No contra la forma sino contra el fondo.
Todas las leyes mal hechas o mal formuladas son un obstáculo para cualquier negocio, lo que no puedes es prohibir a un negocio privado de uso público restringir algo que es legal, porque si no fuera legal, diriamos: “usted no puede fumar es ilegal”. Es como si te prohíben tomarte 6 copas de Whiskey, es algo legal, algo que te están vendiendo.

Siempre que se plantea un obstáculo, el ser humano por naturaleza, emprende una vía para superarlo ¿Han encontrado ustedes la vía?
Es que no hay opción, adapta el que tiene posibilidad. ¿Una “seta” (las estufas verticales colocadas en exterior)? Eso no es una adaptación, eso es un intento para mejorar la situación del cliente que sale a la calle. La ley no ha dejado posibilidad a adaptar tu negocio, ha dicho no, no hay manera de adaptar nada. Es al revés, te ha creado gastos que antes no había: no hay extractores, los olores son tremendos, al no haber extracción, no se regenera el aire y tienes que meter el aire acondicionado lo que es más gasto, si metes “setas” de calor, más gasto. Ésta ley quita beneficio e incrementa gasto.

¿Qué se ha conseguido entonces?
Lo único que se ha conseguido es llegar a casa y no oler a tabaco, pero antes lo podías conseguir igual: no yendo a bares donde se fuma, se va porque se quiere ir. ¿Se tiene derecho a no oler a tabaco? Sí, pero en lugares públicos y nosotros los sitios públicos los consideramos lo que es del Estado, no sitios privados de uso público.

Como ha dicho antes, su establecimiento sigue conservando la máquina ¿Por qué? ¿Piensa retirarla?
Conservamos la máquina porque es una atención al cliente. Los que dicen: “Vamos a quitar la máquina para que el Estado no recaude”. Yo no puedo ir en contra de mi cliente, si tiene la necesidad de comprar un cigarrillo, un paquete de chicles, yo me debo al cliente, ¿el Estado gana? Perfecto, muy bien. Cierto que no acaba generando el mismo beneficio, pero nunca la podría quitar.



viernes, 18 de marzo de 2011

Calatayud, de bar en bar


Calatayud, de bar en bar

Esta ciudad aragonesa posee una de las medias nacionales más elevadas en cuanto a establecimientos hosteleros por habitante. La falta de una división real de funciones entre bares, restaurantes y discotecas aparece como una de las posibles causas de ésta aparente hipertrofia en el sector servicios bilbilitano

El paseo Cortes de Aragón es una de las zonas de Calatayud
con mayor concentración de establecimentos. JZ


Jorge J. Zorraquín/Calatayud
150 bares; 106 establecimientos asociados, 44 sin asociar, 8 locales cerrados y 12 abiertos en el último lustro, éstas son las cifras que se manejan desde la Asociación de Cafés, Bares y similares en la ciudad de Calatayud. Unas cantidades que no pasan desapercibidas ante los ojos del público. Pero, las cifras nombradas ¿son algo normal? ¿Son estos números un problema? ¿Cómo lo ve el cliente?

Desde la propia Asociación de Cafés, Bares y similares en Calatayud, y a través de las palabras de su secretario, José Antonio Alonso: “El número (de bares) es excesivo, porque calculamos que por habitantes reales, no flotantes, aquí en Calatayud hay unos 100 por cada bar”. Según datos de la empresa pública MERCASA, la Comunidad Autónoma de Aragón contaba, en el año 2007, con una media de 225 personas por cada establecimiento de estas características. En el año 2010, la media se marca en 244. Alonso afirma que si bien estos datos “de cara al cliente sí pueden ser positivos, para la gente que regenta los locales de hostelería, en el tema competencia, es algo negativo, porque muchas personas dirigen un bar como segunda actividad, como algo complementario”.
“En Calatayud hay unos 100 habitantes reales por cada bar”
 
 



Más esta postura no es la única, el Ayuntamiento de Calatayud observa un punto distinto de la situación referida al número de bares. El concejal de Economía y Hacienda, Armando Miñana defiende: “La hostelería es el escaparate de un pueblo, es un motor fundamental”. Para Miñana, el caso de Calatayud es algo “acorde con la mentalidad del bilbilitano. La gente que ese encuentra en el paro ve una posibilidad de negocio en la apertura de un bar”. En  añadido, el responsable de Economía y Hacienda del Consistorio reconoce que los establecimientos en la ciudad son “muchos”, pero que también “son un sostén, ya que no solo el gasto que se produce en el bar, sino el gasto del propio bar se quedan en el municipio”. Otra de las razones que argumenta Miñana es que Calatayud es “cabecera de comarca y por tanto el número de personas que acuden desde las localidades de alrededor, por ejemplo en los fines de semana, aumenta el número de personas por cada bar”.

Pero por su parte, los bares de Calatayud también poseen su propia visión del tema. Rubén Pinilla, socio de un nuevo bar, Central Café, comenta que “en proporción, hay bastantes bares, eso lo sabemos todos, pero cada uno está situado en una zona diferente.”. A esto, Pinilla añade: “Ninguno (por los bares) cierra y hay muchos más para abrir, En nuestro caso, sabemos que abrir un negocio como este no es sencillo y por temor a la situación, pero con ilusión todo se anda”. Su fórmula: un bar dirigido a toda persona de Calatayud que decida, desde tomarse el almuerzo a irse de copas un sábado por la noche. Además este emprendedor bilbilitano asegura que “de esta forma hay mayor competencia, buena y sana”.

Otro punto de vista dentro del sector es el de Fernando Mochales del Bar Castillo. Hace tres años que tomó las riendas de un bar en la ciudad bilbilitana y en sus palabras: “El negocio está prácticamente igual que estaba en un inicio, no he notado mucho la bajada”. En cuanto al tema del sobre dimensionamiento del sector servicios en Calatayud, Mochales afirma: “Hoy hay de todo (tipos de bares), pero hay muchos, es algo excesivo. Aquí, en este barrio éramos 5, ahora somos 7”. Además, Mochales no observa ninguna consecuencia positiva en el tema de la competencia ya que “no puedes modificar los precios, llevan 3 años al mismo coste y no puedes subir, aunque los gastos sí que suban”. En el caso del Bar Castillo, cuenta con “un 80% de los clientes son gente fija, el otro 20% son personas que se encuentran de paso y que se acercan desde la gasolinera cercana”, asegura su dueño Fernando Mochales.

Pero ¿y qué opinan los clientes de esta situación? Antonio García, Alva Molina y Pablo Jaime, coinciden en calificar como “excesivo” el número de bares en Calatayud. Pero a esto García añade: “pero así por lo menos se puede respirar, de esta forma la gente se reparte más por los locales y no hay tanta aglomeración”. En el mismo sentido se encuentra la opinión de Sergio Gil: “El número de bares está bien, al existir tantos puedes cambiar”.

Ante esta situación, la Asociación de Cafés y Bares de Calatayud y el propio Ayuntamiento bilbilitano trabajan de forma conjunta en la puesta en marcha de la catalogación de todos los establecimientos de hostelería, algo que ya es aplicado en Aragón, pero que todavía no ha entrado en vigor en la ciudad del Jalón. Según José Antonio Alonso, Secretario de la Asociación de Cafés, Bares y similares en Calatayud: “Este medida será positiva, cada uno se colocará en un sitio específico y los negocios se especializarán”. Además la catalogación de estos servicios servirá para que exista una división real entre bares, cafés, restaurantes, algo que en la actualidad “no existe”, según lo expresa el Secretario de la Asociación de Cafés y Bares. A esto Alonso, añade: “Desaparecerán pubs, desparecerán cafeterías, desaparecerán discotecas; pero aparecerán más pubs…cambiará un poco la perspectiva”.


Pero hasta que cambie la situación, el gran número de bares en Calatayud seguirá siendo algo latente, seguirá siendo el “escaparte” de la ciudad. Los clientes, bilbilitanos y no, acuden a ellos, los empresarios abren y cierran los negocios en busca de su sitio oportuno. Pero ante todo se defiende el número de bares como muestra de la libertad de elección, del poder de decisión de acudir a un lugar u otro. Como dice el refrán: “En la variedad está el gusto”.