miércoles, 2 de febrero de 2011

Bandazos de un periodismo herido

Algunos de los manuales de referencia de un periodista. Fotografía: Jorge Z.

Aquí dejo mi reflexión tras la lectura del texto La débil identidad del periodismo en la hipermodernidad, obra del doctor en Ciencias de la Información y Catedrático en Periodismo José Luis Dader. El texto del señor Dader tiene varios temas en los que se podría realizar un profundo análisis, pero yo me centraré en uno: la herida que sufre el periodismo actual. ¿Está el periodismo herido?  ¿qué o quién es el responsable? ¿Con qué se puede remediar? ¿La herida es irreparable o por el contrario puede que esto sirva para el fortalecimiento del oficio?

No podríamos encontrar un único responsable de este ultraje, pero sí que se puede destacar a uno: el alejamiento de los principios profesionales del periodismo. Y esta desvinculación se puede traducir en la falta de una “teoría intelectual del periodismo” que provoca que los futuros profesionales de la información no sepan o confundan (de forma intencionada o accidental) qué es y en qué consiste trabajar en un medio de comunicación, como aparece en el texto de Dader: “El neófito ignorante confunde el periodismo con salir en la tele o ver su nombre bajo la etiqueta de reportero”. Por tanto, se hace necesario que el periodista, moderno o futuro, cuente con el respaldo de un conjunto de directrices o reglas que si bien no estrangulen la creatividad, sí que le muestren los caminos que debe tomar, le ayuden en su pensamiento crítico y le respalden en las decisiones. Tal y como expresa Dader: “Si no está clara la identidad del periodismo genuino quienes trabajen es estas tareas serán zarandeados y reconvertidos”.

Un ejemplo; usado por doquier, pero que refleja la realidad que esta alcanzando el panorama “periodístico-televisivo”, es el de los miembros de Telecinco: “profesionales” como los que aparecen en sus distintos programas que han perdido el norte, o que algunos ni lo han encontrado al no ser ni “periodistas”, y que solo se rigen por el afán de conseguir audiencia, creyendo que la manejan, pero desconociendo que son ellos los verdaderamente utilizados. 


Así, dentro de ese conjunto de directrices teóricas que deberían guiar a un periodista, nos podemos encontrar con una, establecida por los periodistas Jay Rosen y Davis Merritt y recogida por el profesor Teijeiro en “Los teóricos del periodismo cívico”: “Reconocimiento de que ese papel integral que el periodismo desempeña en la vida pública le impone al periodismo una obligación” (Álvarez Teijeiro, Carlos. Los teóricos del periodismo cívico p. 3). De esta forma, los periodistas que trabajan ya y los que estamos estudiamos para ello deberíamos saber que este oficio lleva aparejadas una serie de responsabilidades y que no solo tenemos el privilegio de que nuestra familia nos vea o nos escuche en los medios.

No queda hay todo el asunto. Siguiendo con la metáfora, alrededor de una herida siempre aparecen los parásitos…y en la herida del periodismo no es que brillen por su ausencia. El denominado “periodismo ciudadano” (no confundir con el cívico) o el periodista “práctico” que olvida o renuncia a cualquier atisbo de teoría. El primero puede conducir a una desvirtuación total del trabajo del periodista conduciendo a que cualquier persona escriba lo que considere oportuno sin atender a unos criterios básicos y fundamentales para la trasmisión de información, pudiendo convertir un rumor o chascarrillo en “noticia de portada”. El segundo con su renuncia de la teoría y de esas directrices que pudieran dar consistencia al periodismo provoca ese zarandeo, es ahondamiento en la herida que se traduce en que no solo las células afectadas (periodistas en oficio) no se “regeneren” sino que provoca que las futuras células que vendrán al mundo periodístico nazcan ya debilitadas (los futuros periodistas que sufrirán contratos basura y ninguneos por parte de los empresarios de los medios).

Entonces, ¿Cuál es el remedio para el periodismo? En mi opinión, la postura del “periodismo cívico” unido al “periodismo sin ánimo de lucro” es el vendaje adecuado para salir de esta situación y avanzar. Por un lado, el periodismo cívico aboga por la conversión del profesional de los medios en un “dinamizador social”. Esto consiste en que el periodista atendería los problemas de los ciudadanos, los trataría conforme a los principios de la profesión y posteriormente podría dirigirse a las altas esferas del poder para darles solución. Con esta vía, el periodismo se acercaría más a la realidad que se vive en la calle, pero siguiendo una línea fuerte que no permitiera futuros bandazos.

¿Se recuperará el periodismo? Yo soy de los que piensa que sí y que además de esta situación se puede traducir en un fortalecimiento de nuestro oficio a través de la vista en perspectiva de los problemas y de una posible reforma de la profesión.

¿Y vosotros que pensáis? ¿Esta situación de “crisis” es irremediable o se puede solucionar? Y en este caso ¿qué propondríais para salir de la situación?

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