Antonio Alonso, propietario del Australian’s Country Bar y Secretario de la Asociación de Cafés, Bares y similares en Calatayud, dibuja la situación en el municipio tras la aplicación de la ley “antitabaco”
“Los establecimientos no estamos contra la ley, estamos contra la mala gestión de la ley”
J. Zorraquín. CALATAYUD
Hace más de tres meses desde la aprobación de la ley antitabaco ¿Los negocios lo han notado?
Sí, el negocio lo ha notado, más entre semana que en fin de semana. Se ha notado una caída de ingresos en diversos ámbitos: en cuanto a hoteles y restaurantes, un 15 %; cafeterías y bares de barrio, en torno a un 30 %; y los pubs (bares nocturnos y de ocio), otro 30%. Además en salas de juego, un 30-40% y bingos se calcula hasta un 40 ó 50%. Todo ello contrastado con el Gobierno de Aragón, de forma diaria, porque son ventas directas de cócteles.
¿Cuál es la causa de las pérdidas la menor afluencia de clientes o el menor gasto?
A ver, muchas veces acude la misma cantidad de gente, pero se consume mucho menos por un motivo sencillo: si sales a la calle, el rato que estás es el rato que no consumes. Con ésta ley no se atrae a más clientes que no fumaban, al revés. Con lo cual repercute en pérdidas, no solo en ventas del establecimiento sino también en la venta de tabaco en la máquina. Los ingresos por cajetilla suponían un 2%, pero si se vende la mitad de la mitad que se vendía antes, eso también se nota.
¿Supone esta afección en el negocio una crisis? ¿Es un obstáculo?
La historia es que no sabemos si todo es del tabaco o entra dentro de la situación de crisis, hasta dentro de un par de meses no sabremos como afecta realmente la ley antitabaco a la crisis. Calculamos que los responsables sea un 10 % ó 15% el tabaco y otro 10 ó 15 % sea la crisis. Pero claro ya que si estás jodido, encima te viene lo otro de golpe… A todo esto, se le suman los problemas con los vecinos, porque donde no había problema ahora hay problema, donde no había ruidos, hay ruidos, donde un bar no tenía problemas con las insonorizaciones, ahora con la calle sí que tiene. Nosotros, los establecimientos, contra la ley no estamos, estamos en contra de la mala gestión, de la mala forma de hacer la ley. No estamos en contra del tabaco, no estamos en contra del que no fume. Estamos en contra de la mala realización de la ley, de la incapacidad de poder elegir o no elegir. No contra la forma sino contra el fondo.
Todas las leyes mal hechas o mal formuladas son un obstáculo para cualquier negocio, lo que no puedes es prohibir a un negocio privado de uso público restringir algo que es legal, porque si no fuera legal, diriamos: “usted no puede fumar es ilegal”. Es como si te prohíben tomarte 6 copas de Whiskey, es algo legal, algo que te están vendiendo.
Siempre que se plantea un obstáculo, el ser humano por naturaleza, emprende una vía para superarlo ¿Han encontrado ustedes la vía?
Es que no hay opción, adapta el que tiene posibilidad. ¿Una “seta” (las estufas verticales colocadas en exterior)? Eso no es una adaptación, eso es un intento para mejorar la situación del cliente que sale a la calle. La ley no ha dejado posibilidad a adaptar tu negocio, ha dicho no, no hay manera de adaptar nada. Es al revés, te ha creado gastos que antes no había: no hay extractores, los olores son tremendos, al no haber extracción, no se regenera el aire y tienes que meter el aire acondicionado lo que es más gasto, si metes “setas” de calor, más gasto. Ésta ley quita beneficio e incrementa gasto.
¿Qué se ha conseguido entonces?
Lo único que se ha conseguido es llegar a casa y no oler a tabaco, pero antes lo podías conseguir igual: no yendo a bares donde se fuma, se va porque se quiere ir. ¿Se tiene derecho a no oler a tabaco? Sí, pero en lugares públicos y nosotros los sitios públicos los consideramos lo que es del Estado, no sitios privados de uso público.
Como ha dicho antes, su establecimiento sigue conservando la máquina ¿Por qué? ¿Piensa retirarla?
Conservamos la máquina porque es una atención al cliente. Los que dicen: “Vamos a quitar la máquina para que el Estado no recaude”. Yo no puedo ir en contra de mi cliente, si tiene la necesidad de comprar un cigarrillo, un paquete de chicles, yo me debo al cliente, ¿el Estado gana? Perfecto, muy bien. Cierto que no acaba generando el mismo beneficio, pero nunca la podría quitar.
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